sábado, 8 de junio de 2013

El muro

Miras adelante y solo ves una larga extensión de tierra, solo tierra, no hay árboles, no hay edificios, no hay coches, no hay personas, no hay nada, no hay ruido....
Te encuentras en el punto final del mundo, el filo de la navaja, el precipicio a un mundo nuevo, solo debes cruzar esa extensión y llegarás al filo.
Comienzas a andar, vas dejando que tus pies te lleven por el camino acordado con tu mente, mientras caminas piensas en todo lo vivido y en por qué has llegado hasta ese sitio.

Todo comenzó con aquella bruja, esa que te dijo que debías de llegar hasta el fin del mundo para encontrarte a ti mismo. No sabías si creerla o no, pero necesitabas creerla, te exigías a ti mismo creerla, te obligabas a pensar en esa idea de encontrar respuestas a todas las preguntas que tanto tiempo llevabas teniendo en tu cabeza y que ella no quería contestar.
Ella sabía todas las respuestas pero le encantaba la idea de que entrara en su juego, cada vez que podía me miraba y esbozaba una sonrisa que provocaba en mi un escalofría que recorría toda mi columna vertebral, parecía disfrutar tanto viendome decidir mi futuro.

Sabía que me encontraría al llegar al fin del mundo, antes de desaparecer soltó una últimas palabras:
Recuerda que debes dejar todo atrás si quieres llegar hasta allí. Cuando llegues estarás solo y deberás mirar fijamente a lo cristalino, mírale a los ojos y encontrarás lo que buscas. Al final de este viaje no serás el mismo. Pasarás por muchas pruebas.

Cuando acabó de hablar desapareció, dejándome a mi en medio de esa inmensa tierra, desierta y perdida de la mano de Dios, no sabía que quería decirme con eso del cristalino, pero suponía que cuando llegara a mi destino lo encontraría.

Ahora me encuentro andando por esta extensa llanura, solo, mi única compañía son mis pensamientos, mis ideas sobre que encontraría al llegar al final de mi viaje. Pasaban las horas y mi moral iba desapareciendo, olvidaba por qué me encontraba caminando en pos de un misterio, no entendía por qué había dejado atrás todo lo que me hacía feliz, todo lo que me mantenía con vida, mis amigos y familiares, mis sueños y mis ilusiones, todo se había quedado en mi hogar.

Estaba solo.....

Quizás esto era una de las pruebas que decía la hilandera, maldita bruja, había conseguido meterse en mi mente para sacarme de quicio, para hacerme dudar de mi propósito.
Mi propósito era claro, necesitaba ser mejor, no todo era tan bonito como recordaba, muchas peleas, fallos estúpidos, caras largas. Creía poder ser feliz pero algo fallaba. ¿ Qué podía estar fallando?
Lo tenía todo, unos padres geniales, unos amigos maravillosos, sueños por cumplir, pero algo fallaba, algo no estaba en su sitio.

Sin darme cuenta llegué al fin del mundo, no era para nada como me lo había imaginado, mi idea estaba demasiado influenciada por películas de cine. Era una enorme pared, pero no una pared cualquiera de cemento o piedra, era líquida, una sustancia acuosa donde nada se reflejaba.

Era cristalina....

Deberás mirar fijamente a lo cristalino, mírale a los ojos y encontrarás lo que buscas.

Esas eran las palabras que la bruja había dicho, ahora todo tenía sentido, pero no sabía donde tenía que mirar, no había nada en que fijarse, era una pared cristalina, nada mas.
Maldita bruja me había mentido, tanto esfuerzo para nada, lo había perdido todo y no había encontrado lo que buscaba, estaba allí delante de mi destino y no aparecía nada, solo estaba esa estúpida pared.

Me quedé ahí sentado, mirando el fin del mundo, contemplando lo que supuestamente estaba buscando.

De repente algo ocurrió, una sombra empezó a tomar forma tras la pared, al principio no tenía forma, era como un pequeño círculo a lo lejos. Me levanté y comencé a andar hacia la pared. Conforme me iba acercando la sombra iba tomando forma, poco a poco era más fácil ver que era, era el contorno de una persona. Llegué a la pared y vi la sombra, era yo....

¿Cómo podía estar allí? antes no se reflejaba nada en esa pared.
Entonces ocurrió algo más sorprendente, mi sombra salió de la pared y me habló.

Hola Pablo, ¿ me estabas esperando?
No te esperaba, no sabía que iba a encontrarme, la bruja no me dijo que encontraría aquí.
Creo que si sabía lo que te ibas a encontrar aquí, creo que ibas buscándolo desesperadamente, solo que lo había olvidado. Me estabas buscando a mi, tu verdadero yo, aquello que has perdido y que anhelabas encontrar, ya me tienes aquí, he venido del otro lado para hacerte una propuesta.

¿Qué propuesta?

Mi propuesta es la siguiente:  Tienes dos opciones, la primera es volver atrás, olvidar todo esto, yo mismo te devolveré a tu cama y creerás que todo ha sido un sueño, no recordarás nada. La otra opción es la que te dio la bruja, no puedo decirte nada hasta que no la descubras tú.

Me quedé pensando en la opción de volver a casa y olvidarme de todo esto, era muy fácil, pero había llegado hasta allí, no era un cobarde, me atrevía  mirar a los ojos a mi sombra y de repente lo entendí todo, había sido capaz de mirar a los ojos a mi sombra, había sido capaz de mirarme tal y como era, sin sentir miedo. De pronto mi sombra gesticuló una sonrisa, una sonrisa que parecía llena de orgullo.

Parece que lo has entendido, parece que has tomado tu decisión.
Si, lo he hecho. ¿Ahora qué debo hacer?

Muy fácil, debes morir. 

Esas palabras sonaron muy fuertes en mi cabeza pero no os miento cuando os digo que creía que esperaba esa respuesta, sabía que algo debía de pasar si quería ser la persona que deseaba.

¿Qué debo hacer para morir? ¿Me matarás tú?
No, yo no te mataré porque cuando tú mueras moriré yo. Solo debes cruzar al otro lado del muro, aunque no es tan fácil como crees, para que todo salga bien, debes aceptar quien eres y debes pensar en quien quieres ser, lo que quieres cambiar y lo que quieres dejar atrás y solo así podrás aceptar a la muerte como tu igual.

¿Por qué morirás tú?
Porque yo pasaré a ser todo lo que dejas atrás y no puedo existir mientras tú existas.
Entonces ya sé como quiero ser, quiero ser como tú ahora mismo.
De acuerdo, entonces disponte a cruzar al otro lado. Pero recuerda una cosa, yo tomo tu lugar aquí y tú el mío allí, llegará un momento en el que esto se repita, ya que yo soy tú y tú eres yo, en ese momento, cuando vuelva a pasar deberás escoger entre darme la oportunidad de volver a ser lo que fui o dejarme en este mundo.

Vale, lo tendré en cuenta la próxima vez que nos veamos.

Me dispuse a cruzar al otro lado, estaba listo, solo unos centímetros me separaban de ese muro cristalino, miré atrás y vi a mi sombra alejarse, había aceptado su destino y yo debía hacer lo mismo. Tomé impulso y salté al otro lado, de nuevo me encontraba en casa.....


10 años después...

Noté que me llamaban y supe que significaba. Volvía al muro y me vi en el otro lado, mi sombra vino a reclamar su derecho a volver.

¿Me dejas que vuelva a mi vida?...



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