Callamos tantas cosas al cabo del día, guardamos sentimientos, secretos, pensamientos, opiniones. Las dejamos dentro de nosotros por el miedo de que dirán, miedo de que pasaría si las dejásemos salir de nuestra cabeza o de nuestro corazón.
Estamos en una sociedad en la que tememos decir las cosas tal y como son y todo es por conformismo, por quedar bien de alguna manera, ya que cualquier cosa que se sale de lo establecido ya es condenado, criticado y señalado.
Somos libres de pensar y opinar, de reir y de llorar, de querernos y de enfadarnos y no por eso se deben de romper amistades, relaciones, familias, compañeros... Cada uno puede hacer lo que quiera sin sobrepasar la libertad de los demás, podemos dejar fluir toda nuestra capacidad sin tener que estar pendiente de si molestará a la otra persona o si después buscará la manera de devolvernos esa crítica o pensamiento de manera que nos haga daño.
Hay muchas personas que no aceptan los pensamientos de los demás y se lo echan en cara, otras simplemente se dedican a decir: si, si yo te entiendo. pero es mentira, te ponen mala cara o se guardan su opinión para luego ir diciendo por detrás lo que les parece.
A ver si nos enteramos que es una sociedad libre, corrompida, pero libre y que lo que yo piense, sienta en cada momento, mientras no te haga daño a ti, no tiene porque ser atacado, puedes compartirlo o no, pero no puedes atacarlo intentando hacer daño a la otra persona.
Esto son reflexiones mías, no tienen nada que ver con nadie de mi entorno, es lo que veo en esta sociedad y lo dejo caer.
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