sábado, 5 de octubre de 2013

Una caja, una carrera y un sentimiento recuperado.

Esta historia empieza hace 3 semanas más o menos, me encontraba sumido en una espiral de odio, depresión y autoengaño. Aunque esto había mejorado con respecto a unos meses atrás, ya no era lo mismo, no eran tan frecuentes esos malos momentos, pero seguía dentro de mí algo que me impulsaba a no ser yo mismo, a sacar mi pasado a relucir, a sacar odio acumulado.

Fui a consulta y allí estaba Raquel, yo creo que junto con mis padres, ella es la que más me conoce y sabe más de mí. Como siempre nos sentamos a hablar de como me iba , de como me encontraba y de como veía la situación.
Ese día cambió en algo esa visita, me hizo tumbarme en el sofá y me dijo que cerrara los ojos y que dejara la mente en blanco, que me concentrara en los ejercicios de respiración que íbamos a hacer en ese momento, y así hice, dejé mi mente atrás e intenté relajarme, me cuesta mucho hacer esto porque soy muy inquieto, muy nervioso y estarme relajado y con el cuerpo y la mente en blanco me resulta difícil.
 Estuvimos haciendo esta serie de respiraciones un rato, luego me dijo: Bien, ahora vamos a hacer un ejercicio de visualización, cuando cuente hasta tres te imaginarás una caja, la que tu quieras y del tamaño que quieras y tú estarás dentro. Entonces contó hasta tres y allí me encontraba en una caja oscura, muy grande, era más grande que yo, sus cuatro paredes me rodeaban,  raquel me dijo que me concentrara en lo que sentía en ese momento, las sensaciones que me daba el estar ahí metido.

Me sentía como me había sentido estos meses atrás, solo, se que tenía a mis amigos y que me apoyaban en todo pero esto no podía sacármelo nadie y en el fondo estaba solo, notaba el frío que daba la oscuridad de la caja, no podía ver nada, solo me sentía pequeño ante la inmensidad de la caja, es como me sentía en realidad, el problema me había superado, se había hecho muy  grande, tanto que yo vivía en él, el miedo que sentía yo en esa caja no se puede describir, ver como esos temores, ese odio, esas críticas, esas situaciones te superan y te hacen cambiar de manera en que quedas atrapado en ellas, nunca había notado algo así. Ahora tocaba salir de la caja, pero cuando contó hasta tres y me dijo que escapara de ella, yo solo me imaginé fuera de ella, no sé como salí pero sé que seguía siendo enorme y que eso no había terminado, sabía que tendría que volver una vez más a esa caja, una vez más y enfrentarme a ella y todo lo que suponía...

Algo cambió en mi vida después de ese día, ya sabía todo lo que tenía dentro y tenía las herramientas para afrontarlo, pero me faltaba algo para dar otro paso adelante. Entonces entra en escena una parte importante de todo este proceso, la opción de ponerme en forma, de valorarme, de volver a sentirme bien conmigo mismo, bueno estamos adelantando acontecimientos, conocí a Nico y él me preparó un planning de dos semanas de salidas a correr por mi cuenta 4 veces en semana ya que martes y jueves tengo baloncesto, cuando vi los minutos que tenía que correr, creía que no podría, pero no estaba desanimada, estaba deseando probarme, ver si era capaz de conseguirlo, sabía en mi interior que si no lo conseguía esta sería la última vez que lo intentaría. El primer día 30 min, el segundo 40 y el tercero 35, fueron muy buenos día pero aun así sabía que mi prueba de verdad era la del sábado, una hora entera de carrera, 60 minutos me separaban de mi objetivo, esa era mi mayor prueba.

Me levanté el sábado muy temprano, desayuné mi manzana y  mi pitufo integral con aceite y me vestí, mientras me ataba los tennis tenía puesta la música y solo pensaba en el recorrido que haría, lo tenía todo en mi cabeza, era mi momento.
Empecé a correr, corría lento para ir calentando las piernas, a medida que avanzaba iba aumentando un poco más la velocidad. Pasaban los minutos y veía más cerca el objetivo, pero si te paras a pensar en lo que te queda para poder terminar, entonces te desesperas, yo intento no pensarlo, aunque el movil me avise cada 5 min y me informe de lo que llevo recorrido, yo juego con mi mente calculando el tiempo con las canciones que van saliendo en mi reproductor, intento pensar en lo que llevo conseguido ya, en el esfuerzo que he hecho hasta llegar ahí. Me quedaban 5 min, estaba a dos canciones de conseguirlo, pensé para mí que debía subir el ritmo, y lo subí, comencé a correr más deprisa y la verdad no estaba cansado, me encontraba estupendo, muy fuerte, muy concienzado. Se acabó el tiempo, se cumplieron los 60 min y me encontraba en el paseo marítimo de la Misericordia y tenía que esperar a mi padre para que me recogiera, me senté en un banco mirando a la playa, al mar y me puse a pensar en lo ocurrido, en lo que había conseguido en esa semana.
No podía creer lo que había conseguido, para mí eso era lo más grande, estaba orgulloso de mí y me veía mejor, veía que podía cambiar, que podía salir de todo aquello, había encontrado el camino para salir de tanta mierda. 

Estaba sentado en el banco y a pesar de estar reventado de correr, sonreí, una sonrisa auténtica, sin esconder nada detrás, era feliz de nuevo, me sentía feliz conmigo mismo y notaba que volvía al buen camino, era el momento de actuar y eso hice, ahora lucho cada día por conseguir mi meta.

Lo mejor de todo es que esto me ha servido para verme mejor en el baloncesto, para ver que mi rendimiento ha ido a más y que puedo superarme en todo lo que me proponga.

Cuando terminé del ejercicio de la caja, me mandó uno nuevo, en el que tenía que imaginarme un paisaje, un lugar que me trajera algún buen recuerdo, algo que me trajera un sentimiento agradable. Cuando contó hasta tres me encontré de repente en el campo de pino que hay detrás del Aquaparc de torremolinos, allí celebraba mis cumpleaños de pequeño, era el lugar donde mejor me lo pasaba, era feliz, me acuerdo de muchas cosas de esos momentos, pero lo que estaba imaginando en ese momento no era otra cosa que yo, sentado en una de las mesas de piedra del campo, mirando a la nada, pero no era yo de pequeño, era yo ahora, con esta edad pero algo diferente, era el yo que quiero ser, me encontraba allí sentado, solo, pero bien, es como si algo me hubiera llamado a volver allí. No se si creeréis estas cosas pero yo creo que tengo que volver allí, algo me dice que tengo que ir y que tarde o temprano estaré allí sentado y viviendo lo que mi imaginación me había mostrado.

Gracias por haberme leído, llevaba mucho sin escribir y creo que volveré a escribir con mas frecuencia de nuevo.



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